Teresa quería hacer el reto del cubo de agua helada. Cuando lo planteaba, todos la miraban raro. Su entorno no está muy familiarizado con Internet y no acaban de pillarle la gracia a todas estas modas – Dónde vas? Menuda tontería! – Pero Teresa insistía, hasta que logró convencer a un vecino, algo más modernillo... Vecino que, por sentirse culpable, la visita ahora todas las tardes y empuja su silla por el parque mientras se arrepiente y maldice para sus adentros el día que aceptó ayudarla. Ver video |